Representante Legal

miércoles, 14 de noviembre de 2007

¿de verdad queremos un México más justo?

Perspectiva Política y algo más…

*¿De verdad queremos un México más justo? O… *Confiamos en Gustavo pensando en Colima, pero…


Por lo que leemos, escribimos y casi todos los mexicanos decimos, todos queremos construir un México más justo, es decir, colaborar, aportar para que esto se de, y no son pocos los que se preguntan ¿y cómo le hago para hacer mi aportación?, ¿en los políticos? imposible de creer, ¿en los líderes sindicales o sociales?, igual, ¿en la sociedad civil a través de sus Asociaciones filantrópicas?, bueno, éstas son sólo para expiar culpas y en el mejor de los casos, contextos para cultivar amistades y en el peor de los casos, ambientes para el lucimiento social, etc. La cuestión es que es una realidad que como ciudadanos sí tenemos deseos de construir un México mejor y más justo para nuestros hijos, ¿y qué entendemos por mejor y más justo? Y de veras ¿qué estamos dispuestos a hacer o dar? Ahí es donde empieza el problema. Mire usted respetable ciudadano lector; si de veras tenemos esta disponibilidad y generosidad para con nuestro país y para con nuestros prójimos para colaborar en construir ese México más justo para las presentes y futuras generaciones, lo que debemos hacer es lo siguiente: 1) exigir a nuestro Gobierno que no nos falle nunca más y para ello, nosotros sociedad le concedemos el indulto, la amnistía o perdón, por todas sus fallas, faltas, corruptelas y negligencias; 2)proponerle al Gobierno que lo mismo conceda, una amnistía o perdón generalizado a todos los ciudadanos, con excepción de los que están con procesos o criminales, con el compromiso de convertirnos todos como sociedad en ciudadanos, cumplidos fiscalmente, cumplidos con nuestras obligaciones de pago a derechos y servicios, y cumplidos cívicamente. Así mismo que estamos dispuestos a que paguemos todos impuestos, servicios y derechos, pero estableciendo un mínimo elemental exento a favor de los más desprotegidos, y que con el producto de toda la recaudación se beneficie a todos, beneficiando preferentemente a los más pobres, repito, con el mínimo exento. Voy a explicarme en qué consiste ése mínimo exento.
Todos debemos saber que una de las características que tiene cualquier ley, es aquella que su aplicación debe ser general, es decir, no puede haber leyes para unos y para otros no; pero como siempre ha resultado que las leyes iguales para aplicarse a desiguales, sólo producen más desigualdad, más injusticia, es por ello que con las políticas públicas de siempre, no avanzamos en lo suficiente necesario para ir abatiendo esas tan profundas desigualdades que son una realidad en México, y que tanto preocupan al Presidente Felipe Calderón y a muchos buenos ciudadanos mexicanos, entonces ¿qué hacer para salir de este círculo vicioso de políticas públicas fundadas en leyes iguales para sectores muy desiguales? Ahí es donde tiene explicación y yo diría que hasta justificación eso del mínimo exento, sí amigo lector, así como el salario pequeño hasta cierta cantidad no paga impuestos, así debe ser en el consumo de lo más elemental en servicios vitales, como el agua, la luz, hasta cierta cantidad de consumo mínimo elemental, suficiente para una familia pobre, deben estar exentos de pago, no así toda cantidad que exceda de ese mínimo indispensable; también podría cobrarse un impuesto al consumo generalizado y ser devuelto a todas aquellas familias cuyo consumo no exceda de los tres salarios mínimos mensualmente, por citar una cantidad; también podría aplicarse un impuesto a todos los terrenos rústicos sin explotar, lotes urbanos y las casas en abandono, ya que es seguro que ningún ciudadano pobre tendrá bienes abandonados; así mismo también podría implementarse un impuesto general a todas las herencias, dejando exentas a todas aquellas que no excedan su valor de dos millones de pesos (m.n.) esto por citar una cantidad o valor. Así el Gobierno se convertiría en un interesado en cada herencia y obligaría a todos a que pronto se resolvieran. Como podemos observar, estas medidas sí serían altamente recaudatorias a favor del tesoro público y así sí podría haber mucho más dinero para abatir esas profundas desigualdades entre muy ricos y muy pobres; sobre todo habría dinero para crear empleos, infraestructura, salud y educación que tanto hace falta a los mexicanos y así podríamos de verdad disminuir substancialmente la inmigración de nuestros paisanos hacia el vecino del Norte al que tanto criticamos por su política migratoria, pero al que tanto necesitamos en muchos aspectos. Sí apreciable lector, necesitamos tomar medidas profundas aunque nos duela a muchos, y éstas podrían ser una solución. Seguir con impuestos generalizados como aumentar el costo de combustibles, es sólo engañarnos y nos empobrecemos más, pues eso equivale a quitarle un peso a nuestros hijos y sólo devolverles en el muy mejor de los casos, cincuenta centavos, por el proceso burocrático a que se somete tal ingreso. Entonces ciudadanos políticos que dicen querer a su pueblo, sobre todo a los más pobres, aquí hay un camino, no teman al costo político ni a perder su chamba, démosle la batalla a las profundas desigualdades y a la pobreza, démosle la cara de una vez por todas a los más desprotegidos y hagamos algo. Digo, esta es una simple posibilidad si de veras nos interesa abatir las profundas desigualdades y si de veras estamos a favor de los más pobres.

PENSANDO EN COLIMA Y LOS COLIMENSES

Fue en el primer año de la Legislatura LIV de nuestro Estado en el inicio de su gobierno cuando el Profr. Gustavo Alberto Vázquez Montes, tuvo la idea de crear el impuesto a la nómina, con el objeto de que como consecuencia del cobro de dicho impuesto, se crearía un fideicomiso con todo el equivalente a esta recaudación para fomentar, apoyar y financiar la creación de nuevas empresas y el fortalecimiento de las que ya existían, en la medida que alcanzaran los fondos. El Gobernador en aquel entonces propuso tal proyecto a su bancada priista, y como era de esperarse no hubo mayor reticencia o resistencia; y luego habló con la bancada panista y ahí encontró una oposición razonada y hasta donde pensábamos nosotros, fundada; el suscrito Gabriel Salgado Aguilar, era el Diputado coordinador de los panistas, y como era nuestra obligación consultamos con nuestra dirigencia (Jorge Iñiguez) y ésta estaba radicalmente opuesta a la creación de dicho impuesto. El Gobernador Gustavo no se dio por vencido y volvió a la carga hablando de las bondades del proyecto con nosotros los Diputados y comprometiéndose de varias maneras al ejercicio irrestricto y escrupuloso de esos dineros que sólo servirían para crear empresas, empleos y fortalecer las ya existentes, el Gobernador también manifestó que si no le entrábamos los panistas, el proyecto no se presentaba. Debo de confesar que a mí me convenció y en una posición de conciencia, tuve que ir a contra corriente con mi partido a lo cual me secundaron todos mis compañeros Diputados, también plenamente convencidos del programa y proyecto del Gobernador Gustavo Vázquez Montes, y tuvimos que posicionarnos en contra de la postura de nuestro Comité Estatal, mismo que debo reconocer y aplaudir, porque actuó con mesura, madurez y comprensión, y así fue como se creó y aprobamos el impuesto a la nómina.
Todo marchaba sobre ruedas y había muchas expectativas de muchos apoyos y créditos blandos para muchos pequeños empresarios en nuestro Estado; pero la tragedia cambió todo; el Gobernador no pudo cumplir su creación benefactora, no pudo cumplirse así mismo y no pudo cumplirnos a los colimenses y entre estos a los panistas que esperábamos grandes frutos sociales. Ahora, poco o muy poco se sabe del uso y destino real de tan cuantiosos recursos, entre otras cosas, sólo se sabe que tenemos festivales de mariachis y un evento donde se eligió a la mujer más bella de México; y que al parecer existe un reducido número de créditos concedidos sin mucha claridad de proyectos y destinatarios, y sin poder humano que pueda conocer a profundidad el estado que guardan los fondos del multicitado fideicomiso. Pero muchos colimenses seguiremos esperando. Porque aquellos eran otros tiempos, era otra persona la de aquel compromiso, y nosotros creemos que sí cumplía. Pero nunca será tarde porque muchos pequeños empresarios siguen esperando y muchos desempleados también.


Gabriel Salgado Aguilar
Perspectivapoliticasalgado.blogspot.com

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