Representante Legal

viernes, 23 de noviembre de 2007

Y todo por la necesidad...

Perspectiva Política y algo más…

*Y todo por la necesidad de un desahogo *Cuánta falta hace la tarea de la sociedad civil


Ahora nuestras cámaras legislativas federales se encuentran ante la encrucijada y yo diría que hasta en el ridículo político y legal ante las consecuencias disparatadas y sin forma de su dizque “reforma electoral” sólo como producto de vaciar sus rencores y veneno de algunos políticos amarillos, tricolores y azules, cada uno con su propia motivación y objetivos como siempre, el de sacarle raja a cualquier coyuntura ante una sociedad inerte, expectante, víctima de lo que hagan bien o mal, hagan o dejen de hacer, ahora por una especie de cámara, asociación, federación o congreso nacional de partidos políticos que agrupados bajo la denominación que a usted se le ocurra, están pretendiendo constituirse en una especie de notables non plus ultra confiados y abusando de la debilidad y falta de respuestas de una sociedad que constantemente es manipulada y que hasta hoy siempre ha actuado de una manera confiada y a expensas de cuanto grupo-partido o líder que aparece, se dedica a ofertar y constituirse como una nueva y auténtica esperanza; ésta circunstancia o entorno se encuentra como siempre aderezado con la correspondiente mediatización que las empresas de difusión se encargan de completar la obra perversa que logra que la sociedad en su conjunto siga esperando, siga como observadora de su propia inmolación política, de su propio letargo y estancamiento en beneficio de esa clase consolidada del sector público político que hasta hoy nos tienen bien tomada la medida a la ciudadanía, en general en sus diversos sectores o estratos sociales que vive de la esperanza en una encrucijada; uno, el más grande de todos los sectores; los pobres, a expensas de programas existencialistas más que asistencialistas con el conformismo obligado de recibir una pequeña dádiva-limosna (la pensión) junto con provisiones en especie como sacos de cemento, láminas para techar sus precarias chozas, el pequeño crédito que le permite soñar en formar un sentenciado changarro al fracaso, etc. sector conformado por un poco más de un tercio de la población (40 millones) y luego la clase trabajadora y burocrática que no se mueve mayor cosa ante esas camisas de fuerza que inmovilizan y sojuzgan como lo son los nefastos sindicatos y líderes laborales mexicanos que sólo sirven para no más de 9 cosas: para nada, para nada y para siete…bueno, en este sector bien podemos considerar que se encuentra no menos de otro tercio de la población y luego vienen las clases medias y acomodadas que conforman el último tercio, quienes como dicen en Los ejidos: mejor que no le buigan, no la hagan de tos, nosotros si tenemos mucho que perder, además con políticos y políticas irregulares, miopes, mediocres o corruptos, se puede seguir trabajando, se puede seguir haciendo negocio. Lo peor que nos pasa a los mexicanos hasta ahora, es que nuestra clase política gobernante parece que de veras se la creen, si no sólo observe usted las actitudes soberbias, altaneras, de pontificadores, de nuestros legisladores y la gran mayoría de gobernantes de todos los niveles, con sus honrosas excepciones, como siempre y como lo decía, lo más grave o peor es que la mal formada clase política en términos generales, se la han creído, han llegado a la conclusión que son nuestros redentores indispensables y seguro que en su fuero interno, se han de sentir hasta patriotas más de algunos, y mientras los ciudadanos más pobres, más desprotegidos y todos en general a expensas de la delincuencia organizada y común, trabajando duro para que en el presupuesto nunca les falte el gasto corriente y en especial desde mi punto de vista, altos y desmesurados sueldos que desglosados en diversas partidas, ya en su conjunto hacen un alto e injustificado, suficiente como para asegurar una muy cómoda y sólida supervivencia por si en algún momento cayeran de la gracia o algún accidente los bajara del tren público que constituye el presupuesto del gobierno estatal o federal; ante todo este panorama, sólo nos queda dos opciones: una, que la virgen de Guadalupe nos haga un milagro consistente en provocar un cambio de conducta o actitud en nuestros políticos, como que ya empiecen, a) a hablar con la verdad, b) ser honrados y transparentes, c)actuar siempre con ética y moralidad, d) conducirse con respeto, humildad y rendir cuentas, e) ser eficaces, amables y trabajadores, etc. bueno, se vale soñar ¿o no? y también está la otra alternativa posible aunque sea poco a poco y a mediano, corto o largo plazo: la del despertar cívico, el de la respuesta y participación social, ¿no cree usted amable lector? Porque no olvidemos: nuestros políticos actúan por cobrar facturas para justificarse y no se vale.


CUÁNTA FALTA HACE…

Efectivamente, cómo hace falta que el ciudadano en general y la sociedad organizada asuman su papel. Porque mire usted ciudadano, tenemos instituciones de gran calidad en su conformación legal y formal, pero que a menudo no actúan o actúan a medias, sí, así es, muchos titulares de nuestras instituciones actúan sólo para demostrar que existen y para justificarse y desde luego para evitar o calmar cualquier despertar o reacción social, sino mire usted: en el caso de Tabasco, como siempre no van a encontrar responsables, ¡ah! Pero eso sí, ¡los mexicanos siempre solidarios, unidos enfrentamos los desastres, imprevistos o provocados! Eso lo oímos hasta el cansancio y qué bueno que los mexicanos respondemos ante las tragedias de otros mexicanos ¿y los responsables? Son los mismos que deciden que los van a buscar, los van a investigar ¿y los encontrarán? Bueno, hasta hoy nunca encuentran nada, en México no existe la responsabilidad civil y menos cuando los presuntos culpables son gente política o del gobierno ¿pues cómo van a ser juez y parte? Eso es mucho pedir, por ello nuestro amado y querido México tendrá que poner en práctica otros recursos o caminos; no esperar a la desesperanza o pesimismo absoluto, no, yo creo que la solución a todos los males políticos y sociales se encuentra en la participación creciente de la sociedad civil; pero es necesario que existan impulsadores de estos objetivos, es necesario que todos aquellos ciudadanos de buena fe, valientes y decididos, desde su propia trinchera por más humilde y sencilla que esta sea, se decida y actúe, las soluciones están en nuestras manos, no existe obstáculo ni problema insalvable, el pueblo lo puede todo, absolutamente todo. Por todo lo que se hace mal o han dejado de hacer en bien de la ciudadanía, nos queda el último recurso que a su vez es y deberá siempre ser el primero: la sociedad civil. Ojalá y pronto haya ese despertar y decidida participación, México lo requiere y nuestros hijos lo necesitan.

Gabriel Salgado Aguilar

Los problemas más grandes de México...

Perspectiva Política y algo más….

*Los problemas más grandes de México *Que primero: La democracia, la economía o la educación


Seguramente usted apreciable lector sabrá como muchos, que nuestro país se encuentra en vías de desarrollo, por no decir, subdesarrollado, pues en algunos aspectos sí vamos a la saga, muy atrasados, en algunos otros hay la llevamos; pero si de ver se trata, ¿cuáles son aquellos renglones en los que nomás no cambian las cosas para bien? Yo diría que es la abrasiva corrupción que en todos los aspectos y rincones del país aparece, y lo peor: que no se ve, no vemos por dónde atacarla de fondo y en su raíz; porque mire usted ciudadano, los mexicanos que estamos a favor de un partido, no tenemos diferencia alguna, cultural, genética, social, espiritual, etc. a los que están con otros partidos. En teoría y documentos, todos, absolutamente todos establecen lo mejor, puras cosas promisorias, optimistas, estimulantes, motivantes y si del discurso se trata ¡nombre! hay políticos que hasta nos hacen llorar con tan histriónicos y alentadores discursos, pero volviendo a la reflexión, de veras ¿qué es lo que nos falla a los mexicanos? Apenas salimos de nuestro país y nos convertimos en los ciudadanos más atentos, responsables y trabajadores; ahora bien, ¿por qué en nuestro país no sentimos ese fervor y optimismo? nuestro país tiene una enfermedad generalizada y esa enfermedad se llama corrupción. Empezando apreciable lector por ver en corto, cómo y en función de qué actúan nuestros servidores públicos, cosa que no cualquier ciudadano logra percibir pero que sí le afecta y lo presiente. Mire usted, en primer lugar un funcionario de mediano nivel hacia arriba, nunca dice lo que gana y desde luego se encuentra automáticamente arropado por un sin fin de medidas y normas internas del sector o dependencia en que se desempeña, porque su sueldo o salario lo recibe junto pero con un desglose en parcialidades que hasta una lista de abreviaturas atrás del cheque le ponen para que logre recordar, conocer o descifrar porqué y qué significan tantas parcialidades o fracciones en que se le integra su salario; estos usos o triquiñuelas llevan dos objetivos: uno, para hacerle creer al funcionario que se le están dando diversos pagos, por diversos reconocimientos a su calidad o brillante desempeño, haciéndole pensar que es un excelente e importante funcionario, líder, empleado de confianza o lo que sea; dos: que a lo que se le llama sueldo o salario, es tan pequeño, que hasta puede presumir que él es un sacrificado por el pueblo y que si no fuera por su generosidad y sacrificio, no aceptaría dicho cargo o desempeño, pero a la vez también con ese pequeño ingreso pues casi no le van a cobrar impuestos y de paso hasta se puede justificar alguna extraordinaria compensación; pero esto de los salarios o ingresos varios es pecata minuta, esto no es lo más grave, lo peor está en las acciones, en las políticas que se siguen o implementan desde tiempos ancestrales y que a través de los trienios , sexenios y décadas los gobernantes y los partidos políticos no se han asumido ni se asumen como parte del estado mexicano, con obligaciones y responsabilidades, sino como dueños de las franquicias partidistas, dueños de la clientela de esos partidos, que les garantizan grandes financiamientos y un buen número de puestos públicos encausados discrecionalmente de manera convenenciera y arreglada por ellos mismos. Porque mire usted, ¿Qué hicieron nuestros gobiernos frente a los fraudes auspiciados al amparo del Fobaproa, frente a las irregularidades fraudulentas cometidas en la privatización de Telmex, frente a las fortunas que se han construido con información privilegiada de la bolsa de valores, frente a las licitaciones amañadas año tras año, pero protegidas siempre por la normatividad existente, frente a los grandes desvíos del dinero del pueblo a través de las tarjetas de nómina de aviadores, frente al enriquecimiento ilícitos de funcionarios a través de prestanombres?; Colima y el país cargan con una larga y persistente lista de personas aprovechadas del erario público, políticos coludidos, que mantienen los intereses estatales y nacionales sacrificados, por eso debe de haber una investigación de la riqueza de los políticos, para recuperar la confianza del pueblo en su gobierno y hacer que regresen al pueblo lo que le hayan quitado al pueblo. ¿No cree usted estimado lector?

¿QUÉ PRIMERO?

Siempre hemos creído que si nuestra sociedad tuviera un buen nivel de auténtica democracia, digo auténtica porque no me refiero a ésa que llama el IFE de que “votar es la democracia” y quiera hacer sentirnos como que con eso ya la hicimos, así de sencillo, con eso ya seguramente ya tendríamos funcionarios y políticos honestos y probos, transparentes y sinceros, bueno, para qué le sigo, al referirme a un buen nivel de democracia, trato de decir que tuviéramos ética, moralidad, respeto, generosidad y estricto apego a los principios y normatividad que todo partido político enuncia y proclama pero que en los hechos no existe en lo absoluto, bueno, pero también muchos ciudadanos hemos creído que tal vez si tuviéramos un mejor nivel de economía seguro que todo fuera diferente y favorable para toda la sociedad en general, porque elevando nuestro nivel de ingresos pues nos podemos dar tiempos para ser más participativos, más enterados y por ende todo podría funcionar mejor; sin embargo muchas personas hemos creído que lo que más nos falta es el conocimiento, dicho de otra forma que lo que más requerimos es educación y que con esto automáticamente elevaríamos nuestro nivel de desarrollo y bienestar, porque si no tenemos democracia, pues podríamos exigirla, si no tenemos un buen empleo o ingreso, pues podríamos competir por encontrarlo, pero también habemos muchos que creemos que cómo podemos hablarles de educación, hablarles de democracia a nuestros ciudadanos, si lo que más tienen es hambre o necesidad, y así en ese perverso círculo vicioso nos hemos venido desarrollando pero de manera por demás desigual, inequitativa y yo creo que la verdad ni se ha resuelto el problema de la extrema pobreza o problema económico de las mayorías; tampoco se ha resuelto a plenitud el problema de la democracia, pues es evidente que después de haber padecido un partido monopólico, profundamente corrupto por casi ocho décadas, donde se desarrolló la mayor agencia mundial de colocaciones y dádivas discrecionales como única escuela o parcela política dispensadora del conocimiento y poder, ahora las cosas no han cambiado gran cosa y no deberíamos extrañarnos ni dar por hecho que tendrían que cambiar mucho, pues no olvidemos que seguimos siendo ahora los mismos que aquellos mexicanos de ayer y por ende lo que estamos viviendo es que ahora tenemos varios partidos (siete), todos con poder y un buen puñado de funcionarios públicos, ¡ah! y desde luego todos con un multimillonario presupuestos de gastos con nuestros impuestos, pero desgraciadamente todos estos en mayor o menor grado con los mismos vicios que entre sumas y restas ¿cómo cree usted que queda el pueblo? Bueno, hay mucho qué hacer, no cabe duda.

Gabriel Salgado Aguilar