Representante Legal

viernes, 21 de septiembre de 2007

Los atentados en Veracruz

Perspectiva Política y algo más…

*Los atentados en Veracruz y Tlaxcala, condena cero *Se requiere tener no sólo el oficio, sino también la vocación

Los recientes hechos delictuosos y reivindicados ya por el EPR (Ejército Popular Revolucionario) ocurridos en los Estados de Veracruz y Tlaxcala, siguen sorprendiendo a todos los mexicanos que durante toda nuestra historia habíamos sido ajenos a hechos de terrorismo, digamos de medio alcance, pues para nuestra fortuna aún no se han producido pérdidas humanas en estas explosiones realizadas deliberadamente por los citados miembros de ese organismo. Y son varias las causas que provocan el asombro en el ciudadano común, mismas entre las que se encuentran, Primero, ¿de quién dependen y/o a quién apoyan o quieren favorecer éstos ciudadanos mexicanos con sus actos fuera de la ley y que son su forma de expresión?, Segundo, ¿sabrán que los daños que causan al país no se constriñen a los millones de dólares y suspensión de labores de cientos de empresas, sino que lo peor es el sentimiento de inseguridad que provocan a la sociedad y a la ahuyentación de las nuevas y futuras inversiones en el país?, Tercero, la ausencia de capacidad de respuesta por parte de todo el aparato de seguridad por parte del Gobierno mexicano, mismo en el que dicho grupo delictivo e irregular tendrá como el narcotráfico, gente infiltrada y que le apoya por lo menos con logística e información, Cuarta, la ausencia total de condena o reprobación por parte de nuestros políticos que en número cero se han pronunciado en contra de estos sucesos y sus autores, sobre todo llama la atención que ningún partido político aunque sea para llevar agua a su molino, lo haga, Quinta, la existencia de un gobierno, Presidente de la República y su Gabinete, Secretarios de Estados y Fuerzas Armadas, que se quedan atónitos ante lo inesperado, sin capacidad no sólo de prevención a éstos actos, , si no que tampoco de investigación, persecución y castigo a los mismos. Bueno, pareciera que vivimos en el país de las maravillas, pensando que la delincuencia organizada no existe o que ésta está tranquila, no le boigo para que ellos no le buigan. No amigo lector, la verdad es que resulta patético sucesos e informaciones tales como ésta que circuló en el sentido de que durante el año se habían detectado 17 puntos de substracción de combustibles llámese robo a los ductos de PEMEX de los cuales sólo tres presuntos delincuentes han sido detenidos, ¡hágame usted favor! Esto resulta infantil, increíble, bueno, aunque viéndolo bien, ¿al funcionario le importa que se roben lo que no es suyo sino del pueblo? Pues claro está que no. Pues los hechos y conductas de nuestros funcionarios así lo demuestran. Por eso distinguido lector, el primer círculo de gobierno que lo forman el Presidente y sus Secretarios de Estado, mismos que en su mayoría ni son peritos para la función que realizan, necesitan mucha participación de la ciudadanía, usted dirá ¿pero cómo? Si ni siquiera se les puede ver, mucho menos ser escuchados por algunos de éstos personajes, y tiene razón, pero nunca hay que olvidar que todo se construye de abajo para arriba, y un buen gobierno también; si nosotros somos ciudadanos participativos, críticos, exigentes, solidarios y solicitamos información o cuentas a nuestros servidores públicos empezando por el trato que debemos recibir de éstos, entonces estaremos colaborando en la construcción de un mejor México, una más respetable y eficaz sociedad y sobre todo un futuro más halagador para nuestras futuras generaciones, la lucha social corresponde a todos, al empresario, al trabajador, a la ama de casa, al estudiante, al desempleado, a todos, y la lucha social debe entenderse como la conducta responsable y constructiva de parte de cada uno de nosotros, pero sobre todo la conducta vigilante y exigente de la buena calidad de acciones de parte de nuestros servidores públicos, porque mire usted ciudadano, si somos como nos dice el INEGI, los 105 millones de habitantes, pues los 100 millones somos sociedad civil, que trabajamos unos con otros y/o producimos bienes y servicios unos para otros y viceversa, pero esos otros 5 millones de mexicanos, los llevamos en nuestros hombros, nosotros les pagamos sus salarios y demás prebendas, éstos 5 millones aproximadamente son nuestros servidores públicos, incluyendo a nuestro Presidente de la República, ellos no producen ni un grano de maíz, pero si nos producen y deben producirnos administraciones transparentes y honestas de todo lo que nos pertenece a los mexicanos, justicia, salud, seguridad, nuestra riqueza nacional, etc. Pero si nosotros que trabajamos no les exigimos, al contrario los vemos como jefes, patrones o hasta como un intocable o infalible, entonces sí apreciado lector, por eso seguiremos, pues estancados, con injusticias y con profundas desigualdades y otras más negativas consecuencias, ¿no lo cree usted?

NO SÓLO OFICIO SI NO VOCACIÓN

Cuando en algunas ocasiones he tenido la oportunidad de platicar con personas del sector público, llámese funcionario, parece que hablo con personas de otra dimensión u otro sector ajeno, muy ajeno al resto de la población, y cuando trato temas con otro civil como yo, acerca de los funcionarios públicos, también veo que lo confirmamos al hacer referencia a la actuación de tal o cual funcionario público, hasta del más modesto; sin embargo distinguido lector, usted y cualquier otro ciudadano y yo, nos hemos preguntado ¿cómo y qué es lo que decide que tales o cuáles personajes están formando o siendo de los encumbrados funcionarios? Cualquier simple mortal como yo y otros, pensamos que en los puestos públicos, todos, sólo están al frente personas que tienen el oficio y preparación para desarrollarlo y así lo creemos y así lo damos por hecho, sin embargo qué decepción nos llevamos a menudo, pues en casos muy excepcionales que nos toca conocer el cómo y el por qué tal o cuál personaje llegó al puesto, no lo podemos creer, y lo más lamentable es que así es en la gran mayoría de los casos, y desde luego que todo esto repercute en la calidad o resultado de la actuación de nuestro sector público. Alguien dijo que tratándose del sector público, entiéndase empleados del pueblo, para ejercerlo no sólo se tiene que tener el oficio, es decir el conocimiento de área, si no que además se debe tener vocación para el servicio público. ¡Y cuánta razón tiene quien así lo manifiesta! Pues analicemos aunque sea superficialmente para otras áreas del quehacer humano: para el estudio de cualquier carrera, te piden y sugieren vocación, para torear se necesita vocación, para el alpinismo se necesita vocación, etc; ¿y para el servicio público? ¿Por qué no esperar o exigir vocación a quien tiene el alto honor de recibir la oportunidad de ser servidor público? ¿Pero acaso tenemos esa cultura en nuestros altos funcionarios? Cualquier alto jefe dice Yo quiero gente de mi confianza, y este concepto lo pone por encima de cualquier otra exigencia o requisito. Pero cuando el gobernante o secretario o jefe de cualquier nivel practican este estilo y designan a sus colaboradores privilegiando que sean de su confianza, jamás aclaran confianza, ¡para qué! ¿y lo que el pueblo espera? ¿y lo que la sociedad necesita? Eso no cuenta. Pero vale la pena reflexionar, el alto funcionario busca colaboradores o subalternos de su confianza, si se puede familia o parientes mejor, como decía alguien que se nos adelantó; mucho mejor. Ojalá nuestras nuevas generaciones de políticos entiendan cada día más, que el pueblo requiere objetividad, resultados y honestidad de todo servidor público, y esto hay que buscarlo en cada colaborador y no sólo su confianza, que a la postre no sabemos para qué, aunque lo más lógico pareciera que es para ello de realizar algo non santo o irregular, y no se vale, primero es lo primero, por ello hay que buscar el resultado a favor del que manda, del pueblo.

Gabriel Salgado Aguilar





No hay comentarios: